Cuando la ley pierde el rumbo

El reciente fallecimiento de dos menores de edad en Neiva, tras una persecución por parte de agentes de tránsito, es un golpe al corazón de la ciudad y una alerta sobre el delicado equilibrio entre autoridad y vida. La tragedia plantea preguntas incómodas: ¿hasta dónde puede llegar el ejercicio de la autoridad en nombre de la ley? ¿Vale una infracción de tránsito más que la vida de una persona?

La función de los funcionarios públicos que trabajan en transito es primaria por que de cumpla las normas de tránsito para que con esto los ciudadanos no pongan su integridad en riesgo, algo que no pasó en este caso, perseguir a toda costa a estos menores en moto, sin medir las consecuencias, es una decisión que raya en lo desproporcionado. La vida humana no puede ser la moneda de cambio de la disciplina vial.

El caso exige una investigación exhaustiva y sanciones ejemplares si se confirma el abuso de autoridad. Igualmente, demanda revisar los protocolos de persecución para que nunca más una acción de control termine en una tragedia.

Desde la Alcaldía, el alcalde Germán Casagua ha expresado que, en caso de culpas, “no vamos a alcahuetear a nadie”, y afirmó que ya hay procesos de investigación contra agentes por quejas ciudadanas. Un mensaje necesario de transparencia, aunque llega tarde para las víctimas.

Más allá de la tragedia, conviene recordar que por cada multa cobrada en jurisdicción la jurisdicción, el 90 % de lo recaudado queda en manos del municipio y un 10 % va al SIMIT, en cumplimiento del artículo 10 de la Ley 769 de 2002. Esa cifra —el 90 % para Neiva— debería servir para fortalecer prevención, capacitación, señalización vial o mejoras en movilidad, no para lamentar muertes evitables.

Este episodio es una llamada urgente a repensar los protocolos de persecución, dotar de equipos no letales y fomentar una cultura institucional donde la vida y la educación vial sean prioridad. Que las multas sirvan para educar y salvar vidas, no para cobrarlas.

Psra concluir es importante memcionar que Neiva merece agentes policivos y de transito que hagan cumplir la ley sin convertir las calles en escenarios de muerte, y en simultáneo, Neiva merece ciudadanos que respeten las normas de tránsito es importante quennos pensemos.una cultura vial que enaltezca esta bella capital. Esperemos haya diligencia y se haga justicia pronto, estos sucesos no deben quedar impunes y no deben repetirse.

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