𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐍𝐞𝐢𝐯𝐚 𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐞𝐬𝐞 𝐥𝐚 𝐡𝐨𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞.

A pesar de que este ha sido el tema más hablado y espinoso en los últimos años en nuestra ciudad de Neiva y en el Huila, sobre todo por los resultados negativos que se obtuvieron de las mejoras que se quisieron realizar en su momento. Ha generado un descontento total en toda la población pues tristemente hoy no contamos con un estadio de fútbol que esté a la altura para el equipo opita, la hinchada y los ciudadanos.

Aunque han pasado varios años, así como también promesas incumplidas, este escenario deportivo representa la identidad deportiva de una región que añora un estadio en buenas condiciones, donde niños y jóvenes puedan dibujar sobre el campo, sus sueños de ser futbolistas.

Existe una serie de dudas técnicas y financieras para poder subsanar de una vez por todas, los daños sobre el estadio de futbol Guillermo Plazas Alcid. Hoy se pide a grito por parte de la ciudadanía y los hinchas auriverdes, una verdadera solución, ya sea en reparación sobre los daños en la gradería occidental o la construcción de un nuevo escenario, aunque esta última sea la más complicada por ahora.

La administración municipal en el gobierno del exalcalde Gorky Muñoz Calderón, lideró unas mesas técnicas multidisciplinarias con algunas entidades entre ellas la dirección administrativa del Club Deportivo Atlético Huila y como resultado se obtuvo la habilitación de una parte de la tribuna oriental y la asignación de recursos económicos para poder modernizar camerinos y baños del estadio.

Hoy se valora y se reconoce la buena voluntad que tiene el alcalde Germán Casagua y el gobernador Rodrigo Villalba, quienes vienen haciendo un trabajo articulado, logrando la consecución de un buen recurso por parte del Gobierno nacional. Debemos ser optimistas, no perder las esperanzas y creer en las gestiones y claro por qué no, abrirle las puertas a que el gremio empresarial privado también haga sus aportes y se sumen en este mismo propósito, darle una nueva cara al estadio para que cese la horrible noche.

Matías Torres